domingo, 18 de mayo de 2008

Solaz


Mirada bella, grande y enigmática. Diferente de la frenética rutina de Fotolog, los pechos descansan. Se lucen discretamente, sin provocación, meramente como exaltación de la vida: amamantan al bebé y despiertan de su sueño a la flaccidez del adulto. Y así como también es descanso para el bebé, para el adulto es satisfacción de su deseo oral, acto tierno y de contención, mientras en las partes bajas y húmedas, sus concavidades engullen las bestias cruzadas de venas hinchadas.

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